Conflictos por la delimitación territorial con San Clemente

 

    Al principio, cuando el infante D. Juan Manuel fundó El Provencio, su término municipal no estaba muy bien delimitado, porque el término de Alcaraz terminaba en El Provencio y aquí empezaba el de Alarcón y esos límites no estaban muy bien definidos. El propio D. Juan Manuel en su carta puebla permitía a los provencianos aprovechar los terrenos sin cultivar del término de Alcaraz, así como también los de Alarcón, como eran Las Pedroñeras, El Pedernoso, La Alberca, San Clemente, Belmonte o Las Mesas.

    La construcción del territorio provenciano va a ser obra de los mismos provencianos que fueron adquiriendo tierras alrededor del pueblo, tanto dentro de Alzaraz como terrenos pertenecientes al suelo de Alarcón.

    Algunos aprovecharán para ampliar el término comprando y roturando tierras que antes estaban desechadas. Y así fue durante muchos años, hasta que el Marquesado de Villena cayó en manos del maestre D. Juan Pacheco, en que los provencianos vieron denegados esos derechos, negándoseles el acceso a los montes, a la caza, a aprovechar el agua y los pastos o roturar tierras de los pueblos limítrofes pertenecientes a Alarcón.

    Existía una zona de tierras no cultivadas entre San Clemente y El Provencio y aprovechadas exclusivamente por los pastores para el pasto del ganado. Entre ellas se encontraba la Dehesa de Majara Hollín (conocida por los provencianos como "Los Prados", desgraciadamente hoy desaparecida como tal debido a la persistente sequía). Hasta el S. XVI esta dehesa había sido tierra donde podían pastar los ganados de cualquier población sin que ello supusiera problema alguno. Pero tanto El Provencio como San Clemente pretendían apropiarse los derechos de esas tierras. En esta disputa se encontraba también la ermita de Santa Catalina (que posteriormente tomaría el nombre de "El Cristo"), situada en un pequeño cerro junto a "Los Prados" (Dehesa de Majara Hollín) y que como veremos más adelante, tendrá lugar un enfrentamiento entre vecinos de El Provencio y San Clemente.

    Teniendo en cuenta que las tierras de El Provencio son por lo general poco aptas para el cultivo del cereal, sus vecinos tuvieron el acierto de roturar tierras y plantarlas de vid en el paraje conocido como "Marcelén" y alrededores de la dehesa de Majara Hollín ("Los Prados"), lo cual hizo que vieran muy mejorados los rendimientos económicos con este cultivo. Los sanclementinos quisieron también ampliar sus tierras para el cultivo de la vid, aspirando a llevar su término hasta el mismo río Záncara, alegando según su criterio que el término de Alcaraz finalizaba en dicho río, dejando a El Provencio reducido prácticamente a poco más de lo que abarcaba su núcleo urbano.

    Evidentemente los provencianos y el señor de El Provencio, por entonces el polémico D. Alfonso Sánchez de Calatayud y Guzmán, no podían permitir tal atropello, pues los primeros verían muy reducidas sus posibilidades de supervivencia y el segundo vería reducidos sus ingresos con el cobro de los impuestos.

     Todo esto será la causa de los graves conflictos, armados, y cruentos en ocasiones, que se producirán a lo largo del S. XVI entre vecinos de El Provencio y San Clemente.

    El concejo de San Clemente a comienzos del S. XVI va a intentar solventar el conflicto entre ambos pueblos aprovechando la tirantez que existía entre los vecinos de El Provencio y su señor D. Alonso por su actitud y comportamiento despótico y tirano hacia ellos (se pueden ver algunas de las actuaciones concretas en este mismo blog en el artículo "Personas ilustres de El Provencio" - D. Alonso Sánchez de Calatayud y Guzmán), para lo cual va a intentar fundar un pueblo para aquellos provencianos que deseen abandonar El Provencio y poder así librarse de la tiranía de su señor. Este pueblo y también los terrenos cultivados por sus agricultores pasarían a depender de la jurisdicción de San Clemente, prometiéndoles la exención temporal de los impuestos. Habían acordado que el nombre del nuevo pueblo sería "Villanueva de la Reina".

    Este nuevo pueblo llegó a tener perfectamente planificadas las calles e incluso la iglesia. No se sabe con exactitud dónde estuvo ubicado, pero se sabe que fue en el camino de El Provencio a San Clemente entre el río que es conocido en El provencio como el río de Los Prados y el río Rus.

    Evidentemente el señor de El Provencio no podía permitir la creación de este nuevo pueblo, para lo que prohibió que se marcharan de El Provencio quienes lo desearan. Sin embargo, D. Alonso de Calatayud se vió obligado a suspender esa prohibición por decreto del mismo rey Fernando El Católico.

     Pero este proyecto no llegó a consumarse, por una parte por la intervención del resto de los vecinos de El Provencio, pues convencieron a los que querían marcharse para que no lo hicieran, ya que eso les traería graves consecuencias a los que se quedaran. Por otra parte, el señor de El Provencio intervino rogando a la justicia sanclementina que desistiera de su intención de construir Villanueva de la Reina.

    Ambas intervenciones frustraron el intento de construcción del nuevo pueblo y algunos vecinos de El Provencio  que habían decidido marchar a él, desistieron de la idea quedándose en El provencio, aunque otros, la mayoría, los que más directamente se habían enfrentado a D. Alonso de Calatayud, se marcharon a vivir a San Clemente por temor a sus represalias.

    Ya ha quedado reflejado que San Clemente pretendía llevar su término hasta el río Záncara, para lo que contaba con el apoyo de la Corona y de los gobernadores del Marquesado de Villena, y ahora más que nunca, especialmente por el enfrentamiento con el polémico y soberbio señor de El Provencio, pero así mismo contaba también con el apoyo de los agricultores emigrados a San Clemente, que necesitaban adquirir terrenos para sus cultivos.

    Los sanclementinos cultivaban tierras aledañas a la dehesa de Majara Hollín y plantaban viñas en competencia con los cultivadores provencianos en torno a los márgenes del río Rus hasta poco antes de desembocar en el río Záncara. Es en esta zona donde las propiedades de los provencianos y sanclementinos se mezclaban unas con otras, lo que en muchísimas ocasiones se producía una difícil convivencia de unos vecinos con otros, que veían como sus viñas llegaban y traspasaban los límites que cada uno consideraba como propios.

    El conflicto, que ya era muy candente, estalló cuando en 1.496 el señor de El Provencio D. Alonso de Calatayud requisó parte del ganado de un pastor de Villarrobledo, que había obtenido permiso de las autoridades de San Clemente para poder pastar en "Los Prados" o dehesa de Majara Hollín, pues el señor de El Provencio entendía que ese terreno era de su propiedad y, por tanto, era él quien tenía la autoridad para dar esos permisos.

    En respuesta y como represalia, el alcalde y alguacil de San Clemente junto con otros convecinos fueron armados hasta la dehesa de Majaraolín y requisaron ganados de algunos vecinos de El Provencio. De esta manera querían también reivindicar como propias las tierras de esa dehesa.

    Los sanclementinos denunciaron el caso a la Chancillería de Ciudad Real solicitando la propiedad de la dehesa, consiguiendo que en un principio esta Chancillería accediera a sus pretensiones.

     No es nada extraño que San Clemente ganara este pleito, ya que al estar bajo la jurisdicción real y, por tanto, la protección de la Corona, poco podía hacer El Provencio al tener jurisdicción señorial. Pero esto no atemorizó ni echó atras los intereses  de los provencianos.

    D. Alonso Sánchez de Calatayud tan mal querido y odiado por los provencianos por sus actitudes despóticas y crueles hacia ellos, en esta ocasión contó con el apoyo de ellos, pues se consideraban humillados al quererles imponer San Clemente unos límites adentrándose donde ya los provencianos tenían plantadas sus viñas o roturados sus campos.

    Cuando a finales del año 1.500 el Gobernador del Marquesado acompañado por el alguacil mayor se personaron para fijar los términos de ambos pueblos y al reprocharle a D. Alonso de Calatayud que estaba ocupando tierras del rey, el señor de El Provencio acompañado por unos 150 provencianos arremetieron contra ellos, golpeándoles, haciéndoles huir y llevándose preso al alguacil.

    Como respuesta, los habitantes de San Clemente, encabezados por el gobernador, marcharon armados y ocuparon el pueblo de El Provencio, ordenando el encarcelamiento de D. Alonso y de 46 provencianos más.

    D. Alonso no fue encarcelado porque huyó, pero fue condenado a destierro por 5 años de los reinos de Castilla, León y Granada y al pago de una multa de 50.000 maravedíes y los gastos judiciales. Sin embargo, este destierro indulgentemente sería levantado un año después, concretamente el 3 de Octubre de 1501.

    No fueron tratados con la misma indulgencia los 46 provencianos inculpados, pues algunos de ellos, en función de su responsabilidad en el altercado, fueron condenados a ser clavada públicamente su mano, a ser desterrados de El Provencio y obligados a pagar cuantiosas multas. El regidor fue  condenado a recibir públicamente cien azotes, a destierro de El Provencio durante dos años y a pagar 5.000 maravedíes. El resto de los acusados fueron condenados a multas de entre 500, 800  y mil maravedíes en función de su mayor o menos intervención en los hechos.

     Pero estos acontecimientos no calmaron los ánimos ni de unos ni de otros, y los incidentes entre ambos se sucedieron en las ocasiones en que concurrían conjuntamente, que solía ser generalmente en la celebración de grandes festividades y, sobre todo, en la ermita de Santa Catalina, patrona de El Provencio y un centro espiritual de toda la comarca, donde afluían en procesión y romería no sólo los provencianos, sino también vecinos de pueblos limítrofes. Los sanclementinos iban siempre acompañados por las autoridades con sus bastones de mando para dar a entender que esa ermita era de su propiedad, pero los provencianos, por proximidad y por ser su patrona, la consideraban como algo muy suyo.

    En una ocasión, y concretamente en Mayo de 1.521, en esta ermita se enzarzaron a pedradas provencianos y sanclementinos, donde resultó herido un vecino de San Clemente.

    Pero los hechos más violentos acaecieron el 16 de Agosto de 1.524, festividad de San Roque, patrón de los provencianos.

        Los vecinos de El Provencio contrataron un toro para torearlo en la celebración del día de San Roque. El toro fue llevado a pastar a la dehesa de Majara Hollín (Los Prados), pero los sanclementinos consideraron que ese toro les pertenecía al encontrarse en terrenos que ellos consideraban de su propiedad. Ante este dilema, el señor de El Provencio D. Alonso de Calatayud se llevó el toro a El Provencio ante la mirada de algunos vecinos de San Clemente que no estaban de acuerdo con tal decisión, lo que provocará el estallido del conflicto, pues en el pueblo de San Clemente se hizo un masivo llamamiento para organizarse a modo de milicia, tomar todo tipo de armas y marchar a El Provencio.

     Para intentar contentar a los sanclementinos y apaciguar los ánimos, los provencianos soltaron el toro, que arremetió contra los sanclementinos, lo cual fue considerado como una provocación más hacia ellos. Esto les exacerbó aún mucho más, llegando a El Provencio y desatándose una encarnizada lucha, saqueando y destrozando los sanclementinos todo lo que encontraban a su paso.

     Según declaración de algunos testigos, hubo gran violencia, se combatió casa por casa y hubo varios muertos y heridos por ambos bandos. A su regreso a San Clemente, robaron mulas y ganados, destrozando viñas de los provencianos e incluso profanaron la ermita de Santa Catalina, considerada por los provencianos como algo muy sagrado para ellos.

    Viendo la gravedad de los hechos, D. Alonso de Calatayud intentó mediar, pero su intento no dio resultado, sino que al contrario arremetieron contra él y tuvo que salir huyendo a caballo precipitadamente.

    Estos acontecimientos van a servir para que la Chancillería de Granada se encargara personalmente del caso y se personara a delimitar y poner los mojones definitivos que separaran los términos territoriales de cada uno de los pueblos en conflicto.

       En Agosto de 1.537 se dictó una sentencia en la que se fijaban los límites dando la razón a El Provencio. Nuevamente sentencias de 1 de Abril y 31 de Mayo de 1.541 reiteraban la delimitación de los términos de ambos pueblos, pues San Clemente recurría todas las sentencias, que de nada sirvieron, pues el día 10 de Mayo de 1.542 por fin El Provencio vio reconocidos sus términos frente a San Clemente.

    Sin embargo, los enfrentamientos entre estos dos pueblos no finalizaron con los hechos hasta aquí descritos, sino que en 1.566 y concretamente también el día 16 de Agosto, día de San Roque,, las viejas rivalidades resurgieron de nuevo en un acontecimiento taurino celebrado en la plaza de El Provencio.

    Las autoridades de El Provencio habían prohibido tajantemente portar cualquier tipo de armas que pudiera herir al toro en lidia, pues ésta era la costumbre de los acontecimientos taurinos en El Provencio, a diferencia de San Clemente que sí permitía herir y dar muerte al toro. De esta manera pretendían también evitar cualquier altercado o enfrentamiento armado que pudiera ocasionar heridos o muertos. Sin embargo un sanclementino se lanzó al ruedo con una espada hiriendo al toro, cosa que provocó la ira de los provencianos y tuvieron que intervenir las autoridades para desarmar al espontáneo.

    En este mismo evento se desató una trifulca entre dos provencianos, lo que aprovechó este mismo  sanclementino para inmiscuirse en la pelea, el cual fue solidariamente seguido por otros convecinos sanclementinos. Esto va a provocar un nuevo enfrentamiento tumultuoso entre vecinos de El Provencio y San Clemente. Tuvieron que intervenir las autoridades provencianas para intentar poner paz. Los sanclementinos respondieron hiriendo al alcalde de El provencio, que perdió un dedo de la mano, aparte de otras heridas sufridas. También resultaron heridos varios vecinos tanto de El Provencio como de San Clemente y el cabecilla de ellos, el espontáneo que hirió al toro en la corrida, sufrió heridas de muerte, pues esta acaeció varios días después.

 

Fuente: - Ignacio de la Rosa Ferrer. HISTORIA DEL CORREGIMIENTO DE SAN CLEMENTE. El devenir histórico de la villa de El Provencio: Entre el sojuzgamiento de los Calatayud y el dominio de la villa de San Clemente. Publicado en la red el 18/01/2.019

            - Ignacio de la Rosa Ferrer: EL CORREGIMIENTO DE LAS SIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA. La rivalidad taurina entre San Clemente y El Provencio  en 1.566. Publicado en la red el 26 de Marzo de 2.017